Cada vez más enfermeras son agredidas físicamente en su lugar de trabajo.
SATSE Alicante organiza un curso de defensa personal para enfermeras
En muchas ocasiones, los usuarios increpan, insultan y hasta agreden a las enfermeras al personalizar en ellas los problemas que están sufriendo en su atención sanitaria –largas esperas, masificación de los centro, escasez de personal, etc-, sin entender que el personal sanitario no es el responsable de esta situación.
Ante esta situación, SATSE Alicante ha comenzado a organizar cursos de defensa personal para enfermeras y profesionales sanitarios después de llevar más de cinco años exigiendo a la Administración que tome medidas para mejorar la seguridad de sus trabajadores, contratando más personal de seguridad en los hospitales y en los centros de salud con más problemas de este tipo.
“Muchas enfermeras están interesadas en conocer técnicas para defenderse de posibles ataques. Algunos usuarios culpan a los profesionales sanitarios de las deficiencias del sistema”, asegura Francisco Cazorla, secretario provincial de SATSE Alicante, “Sin embargo, es triste para las propias enfermeras, cuya labor es ayudar a los enfermos, ser agredidas por los pacientes a los que tratan de ayudar, y tener que defenderse de los mismos”.
El curso de defensa personal impartido por SATSE está basado en el método krav maga (significa en hebreo “combate cuerpo a cuerpo”), que es el sistema oficial de combate y defensa personal utilizado por las fuerzas de defensa y seguridad de los estados de muchos países. No se trata de un sistema de ataque sino de defensa personal.
En el curso realizado por SATSE las profesionales de enfermería aprenden técnicas de autoprotección que permitirán a las enfermeras defenderse contra una extensa variedad de ataques hostiles, como estrangulaciones, presas de cuello, abrazos del oso, etc.
Asimismo, el curso muestra la utilización de objetos comunes como armas defensivas, de forma que las enfermeras aprendan a emplear objetos corrientes como un bolígrafo, una libreta, un bolso, una silla, un llavero,… para defenderse de un agresor.
Las enfermeras también aprenden a defenderse desde la posición de sentado y desde el suelo. Así, las enfermeras aprenden a interceptar ataques cuando se encuentren sentadas, así como a usar las sillas como arma de autoprotección. Detrás de una mesa aprenden a contralar agresiones partiendo de una posición de desventaja y con la mesa como obstáculo para su autodefensa.
Principales repercusiones de una agresión
La violencia produce consecuencias muy negativas para la profesional: desde estrés, miedo, fobias, pesadillas nocturnas e incluso depresión. Muchas enfermeras precisan tras la agresión una baja laboral para alejarse del entorno laboral en el que se produjo el incidente e, incluso, algunas llegan a plantearse el abandono de la profesión.